Un viajero alemán que sabe ruso y portugués

“Mis angustias no nacen al contacto de las líneas, sino que se limitan a asentir familiarmente”. ¿Y qué cuando ya no tenga nada con que asentir? ¿Cómo comparar mi vida con la de algún carismático viajero alemán que sepa ruso y portugués? ¡Imagínate una conversación entre los dos! ¿De qué le hablaría? ¿Qué sé?  Me he resignado a: 1) el título del blog, 2) mi silencio, y 3) a mi miedo a pararme de este sillón, tomar la libreta y tomar, a su vez, en serio la vida. Son las 11 y media. Tengo 25. Por eso debo escribir el poema, pero desde que me dieron luz verde he caído en una parálisis, una desidia morbosa que me hace pensar de nuevo en la depresión. Todo me atemoriza; han vuelto los tiempos en que desde que amanecía dudaba de mi posición en mi cuarto. Estoy desesperado y muy triste. El diario me encontró languideciendo por aquel amor. En esos tiempos lo sufría. Hoy también, pero ya no lo registro. Me rompo de la oscuridad y tengo que enfrentarme a mi cuerpo desagradable y desnudo, sentir el frío que ya empieza a hacer en mis pensamientos. ¡Habítame estas palabras vacías! Leí una nota que decía esa frase; al parecer quería hacer un poema.

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