Abandono

Y abandonado por la música. Por la 29 de Beethoven, por todo Wagner, la 32; ya ni siquiera está la Tercera de Schumann en Spotify (he pasado más tiempo buscando una grabación similar a la de Baremboim que leyendo lo de mi maestría). ¡Temas que amaba ayer! ¡Freud y el privilegio de estar frente a alguien que se está desmoronando!, y la “introversión hecha música”, y el supuesto lazo con Dante y Pizarnik… ¡vestigios! ¡involuciones! ¿De qué me sirven si tengo que moverme con el tiempo? ¿Quién vergas dijo que el arte es eterno y la mamada? ¡Mamadas! Es una bola de polvo por supuesto indiferenciado, y me dan ganas ya de ir pulverizando el futuro de una vez. Que al cabo todo se trata de avanzar, ¿no? Lo más pendejo es saber que algún ayer amaba las oportunidades que me traería el futuro: Lo pendejo es que esas oportunidades siguen estando. ¡Pero ya se me pudrieron! ¡Y aún ni las vivo! Que si me abandona el arte –y pasa seguido, maldita sea– ya no hay nada. Ni pa qué, si se va a ir al carajo algo tan esencial y solo me va dejar esta creencia burlada de que alguna vez ME conocí. Estoy viendo la Comedia en el suelo. Hace tiempo, más al norte, que tengo mis diarios en una caja listos para irse a la basura. Tienen notas de lo que leía pues creía esa babosada de la escritura y lo que sea.

Leave a comment